Salud


ERES ALTA: ¡¡SÁCALE PARTIDO!!

El voleibol es una disciplina deportiva que atrae a un gran número de jugadores en todo el mundo. Habitualmente, son las mujeres las que más demandan la práctica de este deporte. Teniendo en cuenta los condicionantes que nos impone el deporte en sí, ya que debemos superar una red por su borde superior que se encuentra por encima de los 2 metros de altura, el perfil de jugadoras que juegan a él, suele ser con una talla alta. No obstante existen jugadoras de menos talla que tienen una calidad excelente y son capaces de desenvolverse a la perfección entre jugadoras de más altura.

En edades tempranas, el desarrollo de las jóvenes de talla alta en el aspecto físico puede conllevar ciertos desajustes corporales que se pueden solucionar si adquiere unos hábitos saludables de vida. Una de las zonas que más sufre en esta etapa de crecimiento es la espalda. El aumento de la talla en edades tempranas debe ser valorado y cuidado como un valor de calidad de vida futura.

LA COLUMNA VERTEBRAL

Nuestro cuerpo se mueve y se mantiene erguido a partir de esta estructura ósea. La columna vertebral tiene una doble función, la primera es la de estabilización y la segunda es la de movimiento. Una columna rígida no nos permitiría movernos con naturalidad, coger un objeto de suelo, realizar un buen gesto de ataque en voleibol, etc. Para ello debemos conocer de manera sencilla como es la estructura de la columna vertebral.

Podemos diferenciar tres partes: la zona cervical o cuello, la zona torácica o costillas y la zona lumbar o abdomen. Cada una de ellas debe mantener unas curvas que se llaman fisiológicas. Podemos ver como la zona cervical y lumbar tienen la misma curva, mientras que la dorsal es opuesta. Dichas curvas serán las encargadas junto con los discos intervertebrales de soportar las cargas que sufre la columna a lo largo del día.

Nuestra columna trabaja como si de un muelle se tratara, es decir, cuando es sometida a presiones se hace más corta (de manera imperceptible para nosotros) y luego vuelve a su posición original. Este mecanismo asegura el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.

La columna vertebral está compuesta por dos estructuras: La vértebra y los discos intervertebrales.

Las vértebras son estructuras óseas (huesos) que entre otras funciones, protegen a la médula espinal, que es la responsable de conducir el impulso nervioso. Este impulso nervioso nos da información sobre lo que sentimos y a su vez nos permite mover los músculos.

Los discos intervertebrales son una especie de almohadillas o cojines que colocados entre cada dos vértebras, actúan absorbiendo las presiones a las que se ve sometida la columna. Esta función es importante para soportar mejor, por ejemplo, la presión que sufre la columna cuando caemos de un salto al atacar o al bloquear en voleibol.

HIGIENE POSTURAL

Para mantener nuestra columna sana y en forma, necesitaremos tener en cuenta dos partes muy importantes de ella, los huesos y los músculos que la rodean.

Para cuidar de la columna vertebral deberemos adoptar una serie de hábitos saludables que favorezcan la relajación de la musculatura que tiene relación con la columna. Dichos ejercicios serán aquellos que aporten fuerza, pero también aquellos que estiren dichos músculos. Una musculatura sana no es sólo aquella que está fuerte, sino que también deberá ser flexible.

Por su parte, la parte ósea de la columna deberá estar bien colocada, y en ese sentido, nuestra postura a la hora de realizar las actividades de la vida diaria será de gran importancia. Es sumamente importante conocer las forma adecuada a la hora de coger un objeto del suelo, estar sentado en una silla, permanecer un tiempo prolongado de pie, subir un objeto a un lugar elevado o simplemente, a la hora de dormir. 

Al dormir intentaremos hacerlo de lado o boca arriba. En el caso de dormir boca arriba tendremos en cuenta que deberemos colocar un cojín bajo la parte posterior de las rodillas. Evitaremos dormir boca abajo.

La postura ideal para sentarnos en una silla es la siguiente: la zona lumbar apoyada totalmente, los pies apoyados en el suelo y las piernas en el asiento. Evitaremos dejarnos caer, separando la zona lumbar del respaldo. 

Si queremos levantar un peso del suelo, doblaremos las rodillas y acercando el peso al cuerpo, tiraremos de las piernas para subir. Debemos evitar flexionar el tronco para levantarlo, ya que nuestra zona lumbar puede sufrir.

Y por último, para subir un objeto a un lugar elevado, nos serviremos de una escalera para hacerlo, de tal manera que la zona a la que queremos subir el objeto, quede a la altura de nuestros brazos.


Mario Pérez Carretero
Licenciado en Fisioterapia
Licenciado en Educación Física